Fertilidad masculina y femenina: Factores clave que podrían estar afectándote

Fertilidad en pareja

Después de 15 años ejerciendo como especialista en medicina reproductiva, si algo he aprendido es que cada historia de fertilidad es única. En mi consultorio de Barcelona, semana tras semana, recibo parejas con la misma mirada (esa mezcla de esperanza y preocupación que reconocería hasta en sueños). Muchos llegan tras meses, a veces años, intentando concebir sin éxito. «¿Qué demonios pasa con nuestra fertilidad?», me preguntó Juan el martes pasado, con su esposa apretándole la mano tan fuerte que sus nudillos estaban blancos. La fertilidad es maravillosa cuando funciona, pero cuando no… puede convertirse en una montaña rusa emocional agotadora.

Descifrando la fertilidad femenina: Más allá del reloj biológico

El impacto silencioso de los hábitos cotidianos

Vamos a desterrar un mito: la fertilidad femenina no solo se desploma con la edad. ¡Ojalá fuera tan sencillo! En consulta veo treintañeras con problemas que chicas de 38 no tienen, y al revés. El alcohol, ese compañero de celebraciones, puede reducir la fertilidad hasta un 50% incluso en cantidades moderadas. ¿La copa de vino diaria? Mejor dejarla para cuando cumplas tus objetivos reproductivos. El tabaco es otro saboteador silencioso; lo veo claramente en las ecografías, ovarios envejecidos prematuramente en fumadoras que podrían ser mis hermanas pequeñas.

El estrés crónico (ese que hace que te despiertes con la lista mental de pendientes a las 3 de la madrugada) dispara el cortisol y desbarata la producción hormonal. Ana, profesora de secundaria, recuperó sus ciclos regulares después de un trimestre sabático; ni una pastilla mediante. Y ojo con el crossfit intensivo: mientras que pasear media hora diaria mejora la fertilidad, he visto atletas amateur cuyos óvulos decidieron tomarse unas vacaciones indefinidas por agotamiento.

Trastornos hormonales: Los grandes perturbadores

El SOP (síndrome de ovario poliquístico) es como ese invitado incómodo que nadie invitó pero que afecta entre el 8-13% de nosotras. Carmen, 32 años, vino a mi consulta tras años normalizando sus «pequeñas irregularidades» ciclos que aparecían cuando les daba la gana y un acné que ni el mejor dermatólogo de Madrid logró controlar. «Si llego a saber que esto podía afectar a mi fertilidad, hubiera venido hace diez años», me dijo entre lágrimas cuando confirmamos el diagnóstico.

En cuanto a la endometriosis… ¡qué rabia me da pensar cuántas mujeres siguen escuchando aquello de «es normal que duela tanto»! El dolor menstrual que te deja en cama NO es normal, punto. Elena había tomado ibuprofeno como caramelos durante una década. «Me decían que era floja, doctora», me contó mientras revisábamos sus resultados. Cuando la operamos, su endometriosis había dañado ya sus trompas. La detección temprana habría cambiado completamente su historia.

La nutrición como aliada de la fertilidad

En la cocina también se prepara la fertilidad, no solo en la mesa del ginecólogo. Los ácidos grasos omega-3 son oro puro para la calidad ovocitaria. Las nueces (siete unidades diarias según un estudio que realizamos en nuestro centro) pueden mejorar parámetros reproductivos. El resveratrol del vino tinto tendría efectos beneficiosos… pero claro, habría que beberse la botella entera para conseguir dosis terapéuticas, así que mejor tomarlo como suplemento o apostar por las uvas.

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Lo que me parte el corazón es ver déficits nutricionales absurdos en pleno siglo XXI. Marta, ejecutiva de 37 años, tenía niveles de vitamina D propios de una persona que jamás hubiera visto el sol, a pesar de vivir en Valencia. Su médico nunca pensó en analizarla. Tres meses después de corregir esta carencia, consiguió su primera transferencia exitosa tras dos años de fracasos. El hierro bajo es otro clásico en mujeres con reglas abundantes que luego se sorprenden cuando la ovulación se vuelve errática.

La fertilidad masculina: El factor olvidado

Calidad seminal: Un reflejo de la salud general

«¿Yo también tengo que hacerme pruebas?» La cara de Ramón cuando le dije que sí era un poema. Como si los espermatozoides fueran inmunes a todo. La realidad, queridos míos, es que la fertilidad masculina representa el 40% de los casos de infertilidad. Y lo peor es que los parámetros empeoran generación tras generación. En el hospital donde hice mi residencia, conservan muestras de semen de los años 70… comparadas con las actuales, parecen de especies diferentes.

Las condiciones médicas afectan más de lo que creemos. Recuerdo a Pablo, con diabetes tipo 1 desde adolescente. «Mi glucemia es lo único que no va bien», insistía. Sin embargo, su recuento espermático daba pena. Tres meses después de ajustar su tratamiento diabético con un endocrino, su semen había mejorado significativamente. Y qué decir del varicocele, esas varices testiculares que calientan lo que debería estar fresquito. Si vuestra pareja se rasca constantemente, llevadlo al urólogo, por favor.

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Factores ambientales y ocupacionales

Los disruptores endocrinos están por todas partes, dando por saco a nuestras hormonas. Miguel trabajaba en una fábrica de pinturas. «Imposible que sea por eso, doctor, llevo mascarilla», me decía. Cuando cambió de sección dentro de la misma empresa, su recuento espermático pasó de 2 millones a 23 millones por mililitro en cuatro meses. Sin medicación, sin dietas milagro. Simplemente alejándose de aquellos vapores.

Y luego está el tema del calor… Los testículos cuelgan fuera del cuerpo por algo, amigos. Necesitan estar 2°C más frescos que el resto. Javier, informático de una start-up, tenía su portátil sobre las piernas 10 horas diarias mientras trabajaba desde casa durante la pandemia. Además, era fan de los baños calientes para «desestresarse». Le hice prometerme que trabajaría en una mesa y cambiaría los baños por duchas. Su fragmentación de ADN espermático bajó un 15% en el siguiente control. A veces las soluciones son tan simples que da vergüenza cobrarlas.

Edad paterna: Desmontando mitos

«Yo puedo tener hijos toda la vida, ¿no? Mira Julio Iglesias…». Esta frase me saca de quicio. Vale, los hombres no tienen menopausia, ¿y qué? Sus espermatozoides también envejecen, aunque sigan produciéndose. Después de los 40-45 años, la calidad del material genético empieza a ser cuestionable. En mi consulta he visto parejas donde ella, de 32 años, tenía óvulos perfectos mientras que él, de 47, tenía espermatozoides con fragmentación de ADN tan alta que parecían confeti.

Alberto y Sofía vinieron tras tres abortos consecutivos. Todos los estudios de ella eran normales. «¿Y si miramos tu semen con más detalle?», le sugerí. La fragmentación del ADN espermático superaba el 40%. Un antioxidante específico y seis meses después, Sofía llevaba un embarazo de 20 semanas. El problema nunca fue ella. Me gustaría que los laboratorios incluyeran este análisis por defecto, nos ahorraríamos muchas lágrimas innecesarias.

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Factores compartidos que afectan la fertilidad de ambos

La obesidad: Un obstáculo reproductivo

El tejido adiposo no es una simple reserva de energía; es una fábrica hormonal hiperactiva. Elena y Marcos llevaban tres años intentándolo cuando los conocí. Ambos sobrepasaban los 100 kilos, aunque ninguno era extremadamente obeso. «Pero si mi madre tuvo cinco hijos y pesaba más que yo», me decía ella. Le expliqué que el sobrepeso materno actual (con sus aditivos alimentarios y contaminantes liposolubles) no es comparable al de generaciones anteriores.

Seis meses después, ambos habían perdido unos 8 kilos cada uno (ni siquiera llegaron a su peso ideal). Elena me llamó entre risas y llantos para decirme que estaba embarazada, de forma natural. Sin medicación, sin técnicas, sin nada más que recuperar cierto equilibrio metabólico. No todos los casos son así de bonitos, pero ocurre más a menudo de lo que pensáis.

Contaminantes ambientales: La amenaza invisible

Vivimos rodeados de químicos que nuestros abuelos ni podían imaginar. Los ftalatos de los plásticos, los parabenos de los cosméticos, el bisfenol de las latas… todos estos compuestos juegan al despiste con nuestras hormonas. Recuerdo a María y Antonio, ambos trabajadores en una planta de procesado de alimentos. Sus niveles de ciertos disruptores endocrinos estaban por las nubes, igual que sus dificultades reproductivas.

Les recomendé cambios sencillos: nada de calentar tuppers de plástico, revisar etiquetas de champús y cremas, filtrar el agua del grifo, comprar más a granel y menos envasado. «Pero doctora, esto es una paranoia», me dijo él. Seis meses después, sus parámetros seminales habían mejorado significativamente. No es paranoia; son evidencias científicas traducidas a consejos prácticos. Qué pena que la industria química tenga más poder mediático que los estudios epidemiológicos.

El futuro de tu fertilidad: Prevención y planificación

¿Sabéis qué me rompe el alma? Ver mujeres de 41 años que descubren que deberían haber congelado óvulos diez años antes, cuando nadie se lo mencionó. Patricia, directiva farmacéutica, rompió a llorar en mi consulta: «He dedicado mi vida a desarrollar medicamentos, y ahora resulta que necesito muchos para poder ser madre». La preservación de fertilidad debería ser un tema de conversación habitual en las consultas del médico de cabecera, no solo del especialista al que se llega cuando ya hay problemas.

Los test de reserva ovárica o los seminogramas preventivos nos dan información valiosísima antes de que surjan dificultades. Como aquel análisis de aceite que hacemos al coche para prevenir averías, pero infinitamente más importantes. Paula, periodista de 28 años, vino «por curiosidad» a hacerse un estudio. Su hormona antimülleriana era bajísima para su edad. Cinco años después, cuando decidió ser madre, ya tenía 12 óvulos vitrificados esperándola, gracias a aquella «curiosidad».

La fertilidad es como ese tesoro que no valoramos hasta que empezamos a perderlo. Es injusto, es cruel, pero es biológicamente así. Después de tantos años ayudando a parejas a navegar estas aguas, si algo tengo claro es que la información y prevención son las mejores medicinas. Las decisiones reproductivas que tomamos (o que no tomamos) hoy, configuran las opciones que tendremos mañana. Ya sea si buscáis embarazo ahora o en cinco años, cuidar vuestra fertilidad siempre es una apuesta ganadora.

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